La democracia representativa ya no es capaz de dar respuesta a las nuevas demandas ciudadanas. La soberanía que reside en el pueblo a través de sus representantes no es suficiente. Los ciudadanos miran asombrados que no son los gobiernos los que ejercen el poder que emana del sistema democrático. La transparencia de las administraciones brilla por su opacidad. Los gobiernos están siendo doblegados por los mercados y el mundo es un monopoly donde la mano de obra ya no es lo fundamental. La famosa mano invisible de Smith viene a quedarse con toda su crudeza gobernada por el mercado financiero que no distribuye riqueza, solo dividendos.
Grosso modo esta es la situación o caldo de cultivo en el que nace el 15M, y aunque muchos intentan explicar sus orígenes y buscar sus precursores me da la impresión que es algo tan simple y espontáneo que nace de ciudadanos que creen en el bien común como única forma de gestión y donde el altruismo y las formas han descolocado a un mundo donde ya solo valía la ley de la selva.
Recuerdo en los primeros días del 15M a una compañera que explicaba la emoción de participar en una asamblea y poder votar todas y cada una de las propuestas que se realizaban. Una democracia directa que, y eso es innegable, ha calado en cientos de miles de españoles. Estos dos meses y todo el entramado de relaciones, de vivencias vividas, de experiencia democrática jamás caerán en saco roto y nos acompañarán mucho tiempo.
Y como único canal de comunicación las nuevas tecnologías, la información horizontal, directa y personal de las redes sociales. Desde internet y con herramientas como Twitter, Facebook, You Tube y Blogs el movimiento ha ido creciendo, organizándose, comunicándose. Un sistema de redes que permite llegar a todos desde cualquier selva del mundo, desde cualquier plaza.
Valiente y necesaria me ha parecido la propuesta del Presidente de la Junta al anunciar el escaño 110, reservado a los ciudadanos que vayan a defender iniciativas ciudadanas en el parlamento andaluz. Le pido igualmente que habilite una web donde se faciliten estas iniciativas populares y donde podamos apoyarlas a través de firmas digitales.
La celebración en Cádiz del Bicentenario de la Constitución del 1812 llega en un momento oportunísimo. Si en aquellos momentos se gestaron las bases de nuestro sistema a través de tres derechos fundamentales, igualdad, justicia y libertad, es la hora de aportar uno más: la participación con mayúsculas.
El debate, las ideas, los compromisos, no creo que encuentren mejor lugar de expresión que el de Cádiz de 2012. Explorar la democracia, mejorarla es el compromiso de la celebración y que mejor forma que darle alas a esta spanishrevolution que entroncarla con los procesos de democracia directa de América Latina. Que mejor forma de trabajar en el proyecto que acercar Davos a Porto Alegre.
Aun hay tiempo para creer en el 12.
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